Relojes Hublot

Toda la filosofía de marca de Hublot queda resumida en la colección de relojes Classic. Cuando en 1980 el fundador de la marca Carlo Crocco diseñó el primer boceto del reloj tuvo muy claro que el camino era integrar el clasicismo en el diseño de cajas y esferas con la deportividad de las correas de caucho. Hublot se convirtió así en la primera gran marca en crear relojes de oro con correa de caucho negro natural.
Este desafío a los convencionalismos relojeros catapultó a la fama a Hublot pasando en menos de 30 años del sueño de un empresario italiano a una de las marcas más reputadas del panorama internacional.
La fabricación de la correa de caucho perfecta llevó 3 años de trabajo y costó 1 millón de dólares. Buscaban la fórmula perfecta para crear una correa suave al tacto y resistente pese a ser más delgada de lo habitual. Hublot también fue la primera empresa en dotar a las correas de caucho de olor a vainilla para enmascarar el olor característico que adquiere el caucho en contacto con el sudor.
El camino de Hublot no fue nada fácil. La correa generó rechazo a los más puristas que seguían pensando que el para los relojes de oro lo mejor era utilizar pieles exóticas. Constantino II de Grecia fue el primer rey europeo que sucumbió a los encantos de los relojes Hublot y después continuaron el Rey de España, el Rey de Suecia y el Príncipe de Mónaco. Así nacía la fama de Hublot entre la Jet-Set internacional.
En la segunda mitad de la década de los 90 Hublot alcanzaba su punto álgido en España gracias a la valiosa promoción de sus relojes entre la clase política gobernante.
José María Aznar, Angel Acebes o Rodrigo Rato, sin olvidarnos del político con mayor afición a los relojes Eduardo Zaplana, todos lucían el modelo clásico de la marca en sus comparecencias públicas. Tal fue la repercusión en la sociedad que España se convirtió en el primer mercado para Hublot. Hoy en día no es raro ver a la Vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Saenz de Santamaría luciendo su reloj Hublot Classic de mujer.